Los agricultores de Alemania, Francia, Bélgica, Polonia, Bulgaria, Rumania, Portugal y España han salido a la calle con sus tractores para decir que están hartos de la política agraria que se diseña desde Bruselas.
Estos días he estado en contacto con Tomás y Félix que han participado de forma muy activa en las manifestaciones y me cuentan cómo les afecta a ellos la política agraria que se dicta desde Bruselas. Me lo resumen en tres puntos básicos:
El control que se pretende ejercer implantando el libro digital mucho mas complejo que el cuaderno de campo que utilizaban hasta ahora. En dicho libro deben reflejar los tratamientos fitosanitarios, las fechas de siembra, el tratamiento de las semillas, la producción y la venta del producto.
Los controles fitosanitarios. Tienen que poner donde, cuanto y cuando los han utilizado; pero los que son permitidos cada vez son menos efectivos; sin embargo en otros países europeos no tienen las mismas restricciones pero se permite que entren en nuestro país y después compramos esos productos que lógicamente les cuesta mucho menos producir. Tomás me explicaba que “el ministerio ejerce tal grado de control que, por ponerte un ejemplo; si a mi después de aplicar el producto se me ocurre tirar el envase al rio, aparezca donde aparezca ese envase, saben que es mío.”
Competencia desleal con productos de países fuera de la unión. Le decía yo a Félix que me parecía que España siempre había importado trigo de fuera, pero claro, las circunstancias actuales son más negativas para los nuestros: “De ciertos países entraba grano con aranceles por ejemplo de Ucrania, donde los costes de producción son mucho menores a raíz de la guerra y de otros acuerdos comerciales. Esos aranceles son mucho mas bajos o han desaparecido por lo que es casi imposible competir con ellos”
Tema aparte dice Félix, son los costes de producción que se han disparado mucho: Por ejemplo, de los fertilizantes, que a raíz de la guerra de Ucrania se duplicaron o más en un año. Para que se entienda a lo que equivale, calculo que en mi caso es prácticamente la mitad de todos los gastos. En un principio el cereal subió mucho de precio, pero ahora está mas bajo que antes de la guerra sin embargo el gasoil y los fertilizantes, aunque han bajado, lo han hecho en menor proporción con lo que en una cosecha normal apenas se cubren los costos.
Mientras estoy escribiendo esto, me llega al móvil la noticia según la cual, el Ministerio de agricultura juntamente con las organizaciones agrarias ha elaborado una serie de medidas encaminadas a relajar la exigencia prevista para este 2024. Si Bruselas la aprueba se simplificarán los trámites burocráticos y se relajaran los controles. El Consejo de ministros de la Unión Europea se celebrará el próximo día 26. Estaremos atentos.
Duele ver el desánimo de nuestros labradores. Ya ven por donde irá la agricultura en el futuro y no se ven con fuerzas: La formación a nivel digital será imprescindible y a ciertas edades es difícil adaptarse y por otra parte, los medios mecánicos evolucionan muy rápidamente. Estar al día requiere disponer de un margen para la inversión pero ¿Cómo conseguirlo si apenas se cubren gastos? Tomás me contó que en algunos países los fitosanitarios se aplican con drones; “tu sabes lo que vale ese aparato?, muchísimo más que un tractor. Y eso llegará aquí.” Parece evidente que estamos ante un cambio de paradigma.
Os dejo la propuesta que el ministerio defenderá en Bruselas. Os invito a leerla con atención. Os ayudará a entender la complejidad de la situación.
FOTOGRAFÍAS: Tomás Sainz y Félix Rodrigo