El viernes día 8 de abril de 2005, a las 7 horas, vi por última vez al Papa dentro ya de la caja. Se estaba preparando para el rito del cierre de la caja: las 26 medallas de plata y de bronce dentro una bolsa roja y el pergamino con el texto del “rogito” que Mons. Marini tenía que leer y después de firmarlo por los presentes ponerlo dentro. Hice una oración y salí.
El rito fue privado, sólo los más allegados estaban presente en un profundo recogimiento. Después el funeral lo seguí con emoción desde la terraza de la Oficina que da a la Plaza San Pedro. Me impresionó ver a Mons. Marini y Mons. Konrad, delante de la caja cuando lo han acompañado en tantas celebraciones.
La respuesta de la gente la conocéis, los aplauso, el silencio, la oración. La elocuente homilía del Card. Ratzinger, los cantos, el libro del evangelio encima de la caja, el mismo que había estado en la caja de Pablo VI y que del mismo modo el viento pasaba las hojas. Ahora en el Palacio Apostólico sentimos el vacío, el apartamento privado está cerrado. Esperamos visitar la tumba en las Tumbas de los Papas. Un saludo a todos H. Trinidad Ruiz