Ya hace un tiempo que Rosana me hablaba de su empeño en recuperar esta tradición, ya que debe hacer como unos 20 o 30 años que no se celebra. Más o menos desde la época de don Tomás como párroco y Eliseo como alcalde. En principio se lo propuso Amador y ella, trabajadora incansable, no se lo quitó de la cabeza hasta que lo ha hecho realidad.

Las cruces las han hecho entre Luis Mari y Alberto. Han hecho pocas, pero como dice Rosana “por algo se empieza”. A la hora de colocarlas, como eran pocos los asistentes, se ha formado solo un grupo. Antiguamente se formaban grupos de niños con un adulto; y luego cada grupo iba en una dirección distinta. Este año como eran pocos, solo se ha formado un grupo. Eso si, al acabar les esperaba un almuerzo como el que les daban antiguamente a los niños ese día: escabeche y huevos duros. 

Os dejo aquí una parte del magnífico artículo sobre las cruces, que publicó Carlos en la revista del 2014

Los participantes. En la celebración de este día participaba todo el mundo, con la asistencia a una Misa. Pero tras la Misa, el protagonismo quedaba para el cura, el sacristán, los miembros del Ayuntamiento, los monaguillos y también otros niños de la escuela. Actividades del día. Al terminar la Misa se bendecían con agua bendita las cruces de madera, hechas por los miembros del ayuntamiento. Tras la bendición de las cruces y en una pequeña procesión, a la par que tocaban las campanas, el párroco se acercaba a 4 zonas del pueblo, semejando los cuatro puntos cardinales ( Abarrón, Barrio Solano, Humayor, Carresanpedro), y se procedía a la Bendición de los campos. Tras la bendición, los niños con otras personas mayores del Ayto., salían en cuadrillas a colocar las cruces por distintos puntos del campo. Al mediodía había un almuerzo para miembros del Ayto., párroco, sacristán y los niños que habían participado en la colocación de las cruces.

 Las Cruces y su colocación. Las cruces eran de madera de sauce, fáciles de labrar y normalmente eran de dos tipos: dos más grandes y otras 21 más pequeñas. Las dos grandes se colocaban una en los soportales de la Iglesia y la otra en la pared del cementerio. Las pequeñas, se colocaban por 3 cuadrillas formadas por niños y un adulto. Una de ellas, con 9 cruces salían hacia Rodajón. Otra cuadrilla con 5 iban hacia S. Cristol y otra con 7, iban hacia Carresanpedro, Humayor, Cuesta Sernas, y Valdute.

Los Chicos y los monaguillos. Un día, sin escuela, en plena Primavera y de fiesta, se aprovechaba de la mejor manera posible. Los aciguembres, aunque verdes, era lo único que había en las huertas. También era tiempo del “anís”, que crecía en determinadas zonas de nuestros campos: Vallilenguas y otros. Con el anís nos cuenta Vicente, que junto con el difunto Juan, lo tostaban y se hacían cigarrillos, que fumaban a hurtadillas. https://www.villorejo.com/2015/01/07/revista-amigos-de-villorejo-n%C2%BA-14-2014/

FOTOGRAFÍAS: Rosana

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